Usos
Uses
En muchas crónicas de Indias existen referencias a su uso en gran parte del territorio de la Nueva Granada — Colombia, Venezuela y Ecuador—, Centroamérica y Brasil. En Colombia, estas referencias permiten ubicarla, desde la conquista, en el litoral Pacífico, las cuencas de los ríos Atrato, Cauca y Magdalena, el Orinoco y la Amazonia. En ellas se detalla ampliamente su utilidad e importancia, tanto para los amerindios como para los primeros exploradores europeos.
Es probable que las varas y las macanas de palma negra que vio Cristóbal Colón durante su cuarto viaje, en 1502, en poder de los indígenas de Cariay en Costa Rica, estuvieran hechas del leño de la especie Bactris gasipaes. Sin embargo, las primeras referencias históricas sobre la planta datan de, al menos, la primera mitad del siglo xvi. En sus referencias a la provincia de Popayán, entre 1540 y 1550, Pedro Cieza de León y Jorge Robledo nombran la palma, aunque usando el vocablo pijibay o alguna de sus variantes provenientes de lenguas indígenas centroamericanas; indicios de que en esa región los españoles pudieron conocer por primera vez su uso.
Desde el último cuarto del siglo xvi, la forma chonta-ruru, cuya relación semántica describe el cronista Juan de Velasco como «fruto de cualquier palma», empezó a sustituir a los otros nombres regionales. En 1583, y relacionando geográficamente la planta con la zona noroccidental de Suramérica, Francisco Guillén Chaparro usó el nombre chotarudo, mucho más cercano al término con el que se conoce actualmente en Colombia. La primera mención escrita del vocablo quechua chontaduro es del militar y naturalista español Bernardo de Vargas Machuca, en 1599, y de ahí en adelante se impone este nombre que pudo ser difundido en el sur de Colombia por indígenas yanaconas de origen quechua, provenientes del norte de Ecuador. Se ha dicho que en el escudo de Manco Cápac, el mítico fundador del imperio Inca, aparece una representación de la palma de chontaduro.
Considerada la palma más importante de las que domesticó y cultivó el hombre primitivo americano, y debido a su gran utilidad, el chontaduro es un pilar de la cultura material y espiritual del hombre amazónico. Desde épocas prehispánicas, en el oriente ecuatoriano, los indígenas shuar, también llamados jívaros, la utilizan en sus celebraciones religiosas más importantes, nombrándola en su mitología como uwi, la personificación de la abundancia de la selva y la fecundidad del cosmos. Cuando los frutos maduran, durante la cosecha, celebran rituales pidiendo por la fertilidad de los animales y las plantas y la vitalidad del hombre. La lanza de chonta es su arma tradicional y la usan tanto para la guerra como para la cacería.
Según registros de mediados del siglo xviii, los indígenas de la cuenca alta del río Caquetá construían bodoqueras con la madera de la palma de chonta, y en Pasto y Quito se empleaban telares de «macona de chonta» para tejer ruanas y capisayos.
En el siglo xix, los indígenas tayrona de la Sierra Nevada de Santa Marta fabricaban cerbatanas de macana, mediante una técnica ancestral, para cazar aves. A principios del siglo xx, los witoto en la Amazonia aún construían sus cerbatanas del mismo material.
La marimba es un instrumento musical de origen africano, típica del litoral Pacífico en Ecuador y Colombia. Está compuesta por algunas piezas que se fabrican con el leño de la palma y las primeras menciones de su uso en América datan del siglo xviii.
A pesar de la colonización europea, el uso ancestral del chontaduro aún persiste en la Amazonia y otras zonas tropicales de Centro y Suramérica por grupos indígenas de Colombia, Ecuador, Brasil, Nicaragua y Costa Rica.
En el Pacífico colombiano, los jaibaná, curanderos y chamanes emberá, esculpen sus bastones de mando en la madera del tallo del chontaduro, un elemento insustituible en sus rituales y ceremonias curativas. En Ecuador, los tsáchila —o colorados—, preparan una cocción con las raíces para bañar y purificar ritualmente a los jóvenes aprendices del chamán.
Junto al maíz y la yuca, el chontaduro ha jugado un papel esencial en la alimentación indígena en gran parte de América Latina. La pulpa, altamente nutritiva, es consumida directamente, o tras la cocción de sus frutos, o en diferentes preparaciones como chicha, conservada en forma de masa o harina. De la semilla se extrae un aceite que usan en la cocina. Además, del cogollo de su tallo aún joven, extraen el palmito que también es comestible. Cuando la palma es adulta, de sus tallos bien formados se obtiene madera para la construcción de chozas y la fabricación de armas y herramientas. Algunos grupos amazónicos, como los shawi en el Perú o los tikunas en Colombia, extraen un pigmento verde a partir de las hojas nuevas. Estos últimos lo usan para pintar en la yanchama, un tejido de fibras de la planta Poulsenia armata, de importante valor simbólico, en el que plasman su arte con pigmentos plantas.
En la cuenca amazónica, la usan las etnias andoque, barasana, carijona, cofán, cubeo, desana, emberá, macuna, miraña, muinane, nukak, ocaina, piapoco, piratapuyo, pisamira, puinave, secoya, tukano, tunebo, witoto, yagua y yurutí, entre otras.
Muy apreciado en la actualidad, especialmente por sus importantes propiedades nutricionales, el fruto ha sido alabado como el «huevo vegetal», pues es rico en aminoácidos esenciales, proteínas, ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 6, fibra, carbohidratos, vitaminas A, B y C, y minerales como hierro, magnesio, fósforo y calcio.
Suele comerse fresco o tras treinta a sesenta minutos de cocción en agua con sal. Actualmente también se utiliza procesado con harina para panadería y pastelería, en mermeladas y jaleas, y muchos otros productos gastronómicos en los que se comercializa.
Se ha usado medicinalmente para curar dolores corporales, dolores de cabeza, psoriasis, inflamaciones y tuberculosis. Es útil contra la anemia, trastornos digestivos, falta de apetito o vitalidad y problemas de memoria. Ayuda a reducir los niveles de colesterol y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Favorece la salud del intestino por su alto contenido en fibra dietética y ayuda a mantener el peso corporal, a prevenir enfermedades como el cáncer de colon y la diabetes. Mejora la visión porque es una fuente natural de carotenoides, como el beta-caroteno y licopeno, que ayudan además al cuidado de la piel gracias a sus propiedades antioxidantes.
Las semillas poseen propiedades antioxidantes, nutritivas, humectantes y emolientes y son útiles para formulaciones dermatológicas de antienvejecimiento. Las raíces de la palma se cocinan y su extracto es usado para tratar resfriados, infecciones del útero, hepatitis, malaria, dolor del estómago, diarrea e infecciones urinarias. Chontaduro I: Preparación de las hojas Chontaduro I:
Pigmento
Pigment
Produce un colorante verde que se obtiene al macerar los folíolos de las hojas. Se trata de una planta abundante, que se consigue con facilidad. De ella se produce un pigmento que se fija muy bien sobre papel, pero que no se adhiere en el fique; sobre algodón produce un verde tenue, de baja intensidad. No requiere fuego para su fijación.